¿POR QUÉ
TODOS SOMOS
EL ASESINO?

"Todos somos el asesino" es un libro disruptor que revoluciona la manera de ver e interpretar el fenómeno criminal y nos permite plantear una forma nueva y pragmática de abordarlo.

Por años, en México hemos visto bajo un mismo lente el fenómeno de la criminalidad, nuestro paradigma de entendimiento no ha cambiado y por lo tanto tampoco las propuestas para hacerle frente al crimen y a la violencia. “Todos somos el asesino” es una llamada de atención urgente para enfrentar, con ojos nuevos, una brutal realidad que a menudo preferimos ignorar.

Es un texto pertinente que surge de una exploración pragmática desde el interior del sistema de seguridad y su concepción y visión del crimen, y en el que delineo con precisión la relación entre Estado y criminalidad, así como la colusión que todos compartimos, consciente o inconscientemente, con la economía del crimen.

 

En este radical replanteamiento de la seguridad y la justicia ofrezco un análisis desprejuiciado de los hechos y doy respuesta a preguntas inquietantes pero necesarias de hacer como ¿quién tiene la mejor inteligencia territorial, el crimen organizado o el gobierno?, ¿el miedo y la percepción pública de la inseguridad reflejan la realidad?, o ¿qué tanto aporta la economía criminal al producto interno bruto?

“Todos somos el asesino” es un recorrido por las causas y consecuencias del abordaje fallido a la criminalidad que culmina con un retrato cristalino exponiendo el verdadero problema de la seguridad en México. Una crítica profunda que es también propuesta, una alternativa desde una visión humanista y esperanzadora. Ofrezco la posibilidad latente de cambiar de rumbo y construir desde un nuevo paradigma, pues sólo confrontando de manera directa y sin reservas nuestras contradicciones podremos avanzar hacia una sociedad más segura y justa para todas las personas.

“Todos somos el asesino” es un legado, es mi contribución como profesional de la seguridad a la lucha por un México en el que la violencia y el crimen sean sólo recuerdos de un pasado doloroso, y no realidades cotidianas a las que hay que acostumbrarse.